Y marzo está acabando también, con más pena que gloria en cuanto a la meteorología, pues la escasez de lluvia puede pasar factura con sequías indeseadas. Pero de momento la primavera va dejando ver su colorido y el cuerpo tira para Rodiles en cuanto aprieta el calor. Y si no está para baños siempre está el pedreru con sus acantilados y sus huellas jurásicas. Y los parques de la Villa, accesibles y con suficientes atractivos para que los peques (y los abuelos) disfruten del buen tiempo.