La mayor dificultad estuvo al principio, en el espacio abierto. Luego el camino va encajado junto al río y hasta parecían disciplinadas, a ratos en perfecta formación.
Detrás de nuestra reata se formó otra que parecía querer colarse. Había una explicación: alguna de sus crías se había mezclado con las nuestras. No pararon hasta que se las devolvimos, ya cerca de Lindes.
Al final, objetivo conseguido: 81 animales cómodamente instalados para viajar a Villaviciosa. Les esperan los controles de invernada. Algunos volverán en primavera y otros cerrarán ciclo en el plato. El equipo ya respiraba satisfecho.
A falta de campanas, lo celebramos dando cuenta de las tortillas y demás intendencia. ¡Había fuerzas que reponer!
Algo más abajo, en Santa Marina, se terminaba la jornada con el remate de la logística de locomoción. Cada lechuza a su olivo.
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