No hay mejor estímulo para patear y mostrar nuestros bellos paisajes que tener visitas de familiares y amigos ávidos de conocerlos. Y eso hicimos el sábado 22 de octubre, en un día soleado que invitaba a disfrutar de una excursión a juego con el título de este blog: entre el mar y la montaña
Segunda parada en el mirador del Urriellu, en Poo de Cabrales. Sería la referencia principal de la excursión.
Este museo del hórreo se podía ver en Poo en el maletero de un coche aparcado en el mirador
En lo alto del collado de Pandébano haríamos la parada del avituallamiento. Abajo un trío feliz con el Urriellu a la espalda.
A continuación tomaríamos la senda que desciende hasta Bulnes, llevando un buen trecho del recorrido la silueta del Naranjo a nuestra izquierda.
De trecho en trecho, vacas, alguna oveja, yeguas y el arroyo que discurre paralelo y a veces cruza la senda.
Y muchos avellanos
Parada en Bulnes para reponer fuerzas. Faltaba descender por la canal del Texu hasta Poncebos. ¿O no?
Pues fue que no. La opción funicular se impuso. Había bebé a bordo y aún queríamos hacer más cosas esa tarde. En 8 minutos estaríamos abajo, mientras que a pie hubiese sido más de una hora "pindia y resbalosa".
Una de las cosas, que se quedó en foto testimonial, era pasar por la bolera de Benia. Había concurso de bolos con motivo del Certamen del quesu de Gamoneu. Pero no llegué a participar (imperativos familiares).
La última parada, en Arriondas, fue de visita familiar. Pero también hubo ocasión de que la peque del grupo tomara contacto con la pared de escalada. Quizás en la siguiente visita al Naranjo de Bulnes le sea útil.
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