martes, 12 de abril de 2011

Ganadería de costa, la leche cede terreno ...

La imagen bien podría simbolizar la evolución de la ganadería vacuna en la zona litoral, en donde cada vez se ven más vacas de carne y ovejas ocupando las praderías. En este caso es una mera apariencia ya que ambos rebaños son del mismo dueño.  Samielles (Villaviciosa)

Y es que el vacuno de leche, a pesar del gran nivel de especialización alcanzado, hace tiempo que pasó a ser de 'vacas flacas' en cuanto a rentabilidad se refiere, manteniendo en cambio una elevada exigencia en dedicación y manejo. Atardecer en Abedules (Argüeru).

Salvo las ganaderías de élite, cada vez es más raro ver 'desfiles' de modelos de vacas frisonas. Hay que tener mucha afición ... y buena genética. Concurso del Portal 2010 (Villaviciosa).



El paisaje asociado a la ganadería de leche ha evolucionado de la pradería de pastoreo a los forrajes para ensilar, ya sea pradera (arriba) o alternativas como el maíz o la combinación Triticale-haboncillos (abajo), con la subsiguiente mecanización. Con ello se cubre la necesidad de suministrar dietas equilibradas durante todo el año y la posibilidad de mecanizar la alimentación con el carro-mezclador. 





En esta situación el maíz es sin duda el rey de los forrajes para conservar, tanto para leche como para engorde. Sólo requiere una complementación proteica. (Argüeru, 2010)



El sistema de rotoempacado de hierba, bien como heno o como ensilado, cambió drásticamente la antigua iconografía del henificado tradicional que nos tocó vivir a los de mi quinta, al menos en la zona interior: siega a guadaña, escogida de felechu y esmarallar, dar vuelta, embalagar, echar al sol, atropar, cargar y a la tenada. Tareas que se podían alargar días y días en función de la climatología. El mérito de las vacas todoterreno de entonces, como las de la última imagen, es que además de tirar del carro tenían que dejarse ordeñar y dar ... lo que podían.




 Samielles, Villaviciosa (2010)






 Isongu, Cangas de Onís
(años 70)                                                         

2 comentarios:

  1. ¡ Que tiempos!. Por mi tierra, los nombres variaban algo, pero los trabajos eran los mismos.Ahora, "hacer la hierba", es tan diferente..., que parece otra cosa.

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  2. Tienes razón, ya es difícil encontrar sitios donde perduren semejantes usos y costumbres, a casi todos los parajes llega hoy el tractor y la segadora y en vez de henificar se ensila. Pero aún quedan sitios remotos en la montaña asturiana, 'haberlos haylos'.

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