El atardecer de la víspera, a mi salida del curro, fue hermoso. Por tierra, los manzanos florecientes, que irán a más en los próximos días, y arriba el cielo teñido con los colores del ocaso. Las trazas cruzadas de dos aviones consiguieron dibujar su rastro hasta que el púrpura, primero, y el negro más tarde difuminaron todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario